Como se darán cuenta sigo sin computadora, esto de no poder escribir diariamente me esta llevando al borde de la locura, sin embargo, dadas las funestas circunstancias en mi trabajo he logrado aventajarme una computadora algo decente para poder trabajar; claro, a trabajar me refiero a escribir el blog, checar pendientes del día y estar al tanto del movimiento del mundo y de la información mediante el (oh bendito) Internet. Por favor no me acusen, no es mi culpa que mi trabajo sea sumamente aburrido y monótono.
De momento trataré de escribirles desde el trabajo, sin embargo no prometo las publicaciones diarias. Vamos con el post.
Resultó que hace una semana me invitaron a la fiesta de un pintoresco pueblo en el estado
Hidalgo, el lugar se hace llamar
Metztitlan (quiere decir lugar de la luna o algo similar), la población no es muy grande y la fiesta transcurre de una manera tranquila y agradable, hay bebidas, camionetas por todos lados, personas muy arregladas y una constante ansiedad por espera de la apertura del baile.
Para algunos citadinos esto de los bailes puede ser una cosa algo rara, irrelevante, pero es que en las poblaciones de provincia se tiene por entendido este acto como un sinónimo muy valioso, es decir: Baile es igual a Ligue, y como todos quieren ligar o ser ligados pues… las palabras sobran.
Para llegar a la ansiada apertura se tienen que esperar a que todos los protocolos ceremoniales se realicen, el más importante, claro, es la celebración de la iglesia, que en realidad es lo que mueve toda la fiesta. La cuestión se ejecuta de manera simple, llega la virgen al altar, se le canta un poco y después de eso algo de emoción pues se lanzan juegos pirotécnicos por montones para decirle al mundo “¡miren, acá hay fiesta!”.
Parroquia de los Santos Reyes de Metztitlán, Hgo.
Para los juegos pirotécnicos se acostumbran encender grandes estructuras llenas de cohetes y luces, los hacen llamar “
castillos”, bueno, estos castillos son sorprendentes, en ellos se muestran figuras representativas de la celebración, los símbolos, la virgen y
Mickey Mouse con sus cuates…
Donald, la virgen, Mickey y al final la mancha incandecente es Tom
No se alarmen… no tengo una explicación pero si una suposición de lo que pasa, resulta que el hombre encargado de hacer los
castillos lleva repitiendo esta tarea desde hace muchos años, es decir que ya tiene su fama. Indagando un poco más me enteré que el señor tiene su “estilo” para hacer las cosas, una de ellas es la de poner símbolos que identifiquen a todo el pueblo. Bajo ese argumento supongo que su intención fue poner figuras emblemáticas para los niños de modo que pudiera contagiarles un arraigamiento a la tradición religiosa. De ser ese el plan tiene una pequeña deficiencia, y es que a los niños de hoy les pasa muy poco
Mickey Mouse,
Donald viene incluido con el ratón así que no importa, pero ¿
Tom? Apuesto a que uno de cada diez niños sabe quien demonios es
Tom, número que hace totalmente innecesario al gato…
Una cosa queda muy clara (en caso que mi suposición sea cierta) y es que el señor cohetero tiene una idea muy alejada de lo que son los niños de
esta década o de la
década pasada, aun así la intención (en caso de que sea cierta) es buena y se agradece.
No pude evitar imaginarme lo que pasaría si las figuras infantiles del “
castillo” fueran cronológicamente correctas, seria muy curioso (y desconcertante) ver la cara de
Naruto,
Cosmo (de los padrinos mágicos) y
Ben 10 dando vueltas junto con la virgen de algún pueblo.
Antes de cerrar el post de hoy quiero mandar un agradecimiento a toda la gente que conocí del pueblo de
Metztitlan y en especial a las personas de la comunidad de
Jiliapa, su amabilidad y buen trato lo recordare por siempre.
También mando un saludo Merly y a su amigo (perdón por ponerte en calidad de anónimo, soy malo con los nombres), sin ustedes mi camino de regreso a la ciudad no hubiera sido ni remotamente interesante.
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