Diseño para tótems 2da parte



Días y días pasan, sólo veo pasar la vida en la facultad como si fuera un día que no se acaba, diario es lo mismo, las personas de siempre, los corajes continuos, las idioteces constantes ¿por qué no se acaba?¿por qué no me muero de un infarto a media clase?Dramático y muy quejumbroso, pero necesario. Odio el semestre, pero en particular la clase de Unidades de Comunicación (si es que así se llama esa porquería de materia) impartida por el profesor Armando Arévalo ¿Por qué tanto odio? Simple, no hay nada peor que un maestro que te llena de expectativas y que después te muestra su cara de inútil, en verdad, es mejor encontrarse con inútiles natos, al menos uno no se decepciona puesto que ya sabe a lo que le tira.

El gran catalizador de mi odio profundo (pues antes era un odio común) fue su magnífica idea de hacer una conferencia acerca de… bueno, de cuento tema se le ocurría, pasamos desde historias de éxito, experiencias personales, experiencias de los grandes comunicólogos y terminamos con el tema del momento, la influenza. Como evidentemente era imposible hacer algo que valiera la pena el grupo se esforzó al máximo con tal de conseguir satisfacer el ridículamente estúpido deseo de mi despreciable profesor, el resultado lo veremos el lunes aunque no hay que ser un genio: Apesta a fracaso.

Y no hablo de un fracaso por el grupo o un fracaso de la conferencia en sí, todo se realizará como es pertinente, aunque obviamente no alcanzará las estándares de calidad que se requieren para estas ocasiones, en fin, esto pasa cuando un viejo senil esta frente a un grupo y no sabe qué hacer con él. Sólo pudo decir, una porra y un aplauso para el grupo, una patada en las bolas y cianuro en el café del profesor. No es nada personal, simplemente es un inútil que nos fastidió la existencia por semanas.

Para todo este asunto yo me encargué del diseño de los carteles, fue toda una aventura pues nunca se sabía ni cuál era el tema, ni cuales los invitados, ni el lugar, ni nada, en serio, no es fácil hacer un cartel cuando no sabes de qué se va a tratar.

Les dejo el recorrido mágico místico que se hizo con los carteles, todos y cada uno de ellos para que al final sólo quedara uno: QUE DESPERDICIO DE TIEMPO, PUDIERON HABER SIDO DOS O TRES PRUEBAS, PERO NO.









Esto nos deja una valiosa lección, si tienes un maestro que te fastidia no te rindas, pero en cuanto te dé la espalda desquítate, claro, con estilo o al menos encubriéndote perfectamente.

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